Atardecer en Florencia. La luz entra por la ventana e ilumina el rostro blanco de una dama. Un hombre curtido observa los ocres y dorados del brocado que cubre el pecho y las mangas. Doménico está inquieto. Se acerca la hora de desprenderse de su imagen más bella. La joven Giovanna de gesto, vivacidad y gracia resplandecientes en cuerpo y alma que tan bien describirá el maestro Ficino en su celebrado De amore.
Cierra los ojos y recuerda a Giovanna en sus esponsales, tan joven, tan pura. La serena sabiduría de alta cuna que uniría la sangre de dos de las más grandes casas de Florencia. Recuerda haberla observado engalanada en joyas y sedas dirigiéndose a su nueva morada. Los vítores de las gentes admiradas por su gracia. La dicha del joven Lorenzo de compartir el lecho con su amada. El lecho que acompañaba cada uno de sus anhelos.
La mañana en que le regaló una sonrisa en Santa María Novella, al conocer la deferencia a su Giovanino en los frescos bíblicos, orgullo del patriarca de honrar el futuro de la noble familia. El tiempo congelado junto a la vestal bendecida por una nueva vida. Las noches anhelando la luz que le devolviera su presencia.Y la madrugada oscura en que la tragedia le arrancó de sus sueños.
Las horas febriles inundando bocetos con cada uno de sus cabellos. Con el perfil delicado, los labios venerados, el cuello esbelto. El más esbelto que sus ojos conocieran. Los trazos que animaron su imagen dorada en la Visitación de la nueva capilla. Y la tabla cubierta de aceites y tierras en la que cada atardecer recuperaba el rostro de Giovanna. El retrato que le devolvía el aliento.
Al amanecer recorrerá las calles de Florencia hasta el Palazzo Tornabuoni y fijará la tabla de álamo en la camera del esposo despojado de recuerdos. Junto al Biagio d’Antonio y su Adoración de los Reyes. Sobre el arcón de esponsales que guardaba los secretos de su dama. En una pared consagrada desde donde Giovanna admirará a generaciones de otros tiempos.
Retrato de Giovanna Tornabuoni. Domenico Ghirlandaio. 1489-1490
Aquella a la que las gracias otorgaron belleza interior y Venus belleza externa
Aquella a quien la diosa Diana concedió un casto corazón.
Así como en vida fue muy amada por las gentes
Que sea ahora querida por el Altísimo.
(Lorenzo Tornabuoni. Elegía para Giovanna).
Ghirlandaio y el Renacimiento en Florencia. Museo Thyssen- Bornemisza. Madrid. Hasta el 10 de octubre de 2010.
De Amore. Comentario a «El banquete» de Platón. Marsilio Ficino. Traducción y comentario de Rocío de la Villa Ardura. Editorial Tecnos. Madrid 2001. 234 págs.
Una escritura tan delicada como Giovanna. Un marco ideal para la bella florentina.
Un saludo,
By: annefatosme on 29/06/2010
at 14:16
La pintura de Ghirlandaio lo merecía. Un saludo
By: Concha Huerta on 29/06/2010
at 15:43
Siempre que te leo, me sorprende cómo a veces te metés en un instante remoto en el tiempo, y lo plasmás a tal punto, que suena como si fuera una más de tus descripciones, de tus crónicas del arte y la belleza contemporánea a la que asistís y que tan generosamente nos compartís cada tanto. Un abrazo!
By: Claudia Ibañez on 29/06/2010
at 14:23
La exposición centrada en este famoso retrato esta organizada para trasladarte al Renacimiento florentino. Recoge los adornos muebles y cuadros del palazzo Tornabuoni por primera vez. Un esfuerzo increible de recopilar piezas dispersas en colecciones de todos los rincones del mundo.
Un saludo
By: Concha Huerta on 29/06/2010
at 15:46
Coincido con Anne; que delicado retrato de una dama. Tu escritura nos deja plenos de admiración por la pintura y el texto. saludos
By: minicarver on 29/06/2010
at 16:01
Gracias por tus afectuosas palabras. Saludos
By: Concha Huerta on 29/06/2010
at 19:35
Deliciosas palabras para glosar un retrato maravilloso. Desborda espíritu renacentista.
Abrazos.
By: Ernesto on 30/06/2010
at 11:54
Espíritu renacentista que nos acerca esta exposición magnifica. saludos
By: Concha Huerta on 30/06/2010
at 14:45
Coincido con Ernesto, Concha. Un retrato bello y delicado el que nos propones.
Tu texto pudiera guardar alguna coincidencia con el mío salvo que fue inventado a raíz de una de las pinturas de nuestro amigo Eduar, al que ya echamos en falta.
Tus palabras, siempre magnificas, para proponernos auténticas joyas de arte.
Un abrazo.
By: pipermenta on 30/06/2010
at 12:16
En todo caso hemos reflexionado las dos sobre la relación del artista y el modelo. cada una en su punto de vista y basándose en obras distintas, claro. Un saludo
By: Concha Huerta on 30/06/2010
at 14:46
Bello y delicado como el rostro de Giovanna.
Me quedo maravillada con la descripción de la modelo a los ojos del maestro. Creo que ya no se ama de esa manera tan sublime, tan suave, tan del alma, como un suspiro.
Un abrazo
By: chrieseli on 30/06/2010
at 15:04
El Amor platónico rescatado para las gentes del renacimiento por Marsilio Ficino, un amor que ensalza la belleza en cuanto reflejo del ser divino, un amor generoso que no demanda mas que su propio reflejo. Un amor de otros tiempos.
Saludos
By: Concha Huerta on 30/06/2010
at 16:26
Querida Concha, como me voy mañana de vacaciones, con la sana intención de no abrir el ordenador,(¿seré capaz?), me despido de tí hasta la rentrée.
Que tengas un muy feliz verano.
Un abrazo,
By: annefatosme on 01/07/2010
at 17:15
Te deseo lo mejor para estas vacaciones, un descanso completo que renueve tus grandes artes literarias. Un saludo y hasta la vuelta.
By: Concha Huerta on 01/07/2010
at 17:49
Siempre me encantó ese cuadro. Has hecho una estupenda recreación de lo que pudo ocurrir. Y Florencia es la cuna de mis antepasados…
Un abrazo
By: Pilar Insertis on 29/08/2010
at 13:50
Que alegría encontrarme este mensaje de una artista con antepasados florentinos. Todo un lujo.
Un saludo
By: Concha Huerta on 29/08/2010
at 14:06