Una visita a Bristol, capital del suroeste británico. Dos horas de tren cruzando los arrabales de Londres, aldeas cada vez más espaciadas y caserones solitarios entre prados salpicados de ovejas que disfrutan de un festín de hierba fresca. Tras varios días de sol y lluvia, el pasto ilumina la campiña británica con pinceladas de Constable.
Tras una parada en Bath, llegamos a nuestro destino. El cielo cubierto durante todo el viaje se despeja y nos deja entrever algunas torres góticas de Bristol. Primera visita, St Mary en Redcliffe. Construida entre los siglos XII y XV, es una de las más representativas del gótico de Inglaterra. La luz interior, tamizada por las vidrieras descubre los arcos de punta que sujetan la bóveda, la más alta de Bristol. En palabras de Elisabeth I, la más bella parroquia de Inglaterra.
Cruzamos el puente sobre el Avon hacia la ciudad vieja. Bordeamos la parte sur del Queen Square a la sombra de olmos centenarios que rodean las fachadas del XVIII y cruzamos otro puente sobre el puerto flotante que conduce al West End. Llegamos a la catedral, antigua abadía de San Agustín que al consagrarse en 1542 otorgó el rango de ciudad a Bristol. Al entrar una grata sorpresa, un concierto de órgano con piezas de Haendel que disfrutamos durante unos minutos. Todo un lujo.
Cruzamos College Green y el ayuntamiento con su fachada circular hasta Park Street, una calle empinada que sube hasta la universidad. La fachada del Wills Memorial se alza señorial en lo alto de la colina. A su izquierda una pequeña plaza ajardinada, la Berkeley Square cubierta por la copa de un olmo centenario. Una maravilla de la naturaleza.
Más allá se alza la colina de Brandon Hill coronada con su famosa torre. Construida en 1890 para conmemorar el cuarto centenario del viaje de John Cabot desde Bristol a las tierras que luego se llamarían Canadá. No podemos olvidar la importancia del puerto de Bristol en la historia de Inglaterra, primero como puente entre Inglaterra e Irlanda, más tarde como centro comercial con América.
El puerto de Bristol es sin duda uno de los más famosos de Inglaterra y no solo por haber sido el hogar de piratas y aventureros, parece que Barbanegra nació en Redcliffe, sino del mundo literario. Stevenson situó en este puerto la famosa taberna de Long John Silver desde donde partió la expedición a La Isla del Tesoro.
Volvemos a la ciudad vieja a disfrutar de una buena cena. Elegimos San Carlo un clásico en Bristol. Probamos una sopa de pescado con tomate muy sabrosa y la pasta con marisco, una delicia presentada en un cisne de plata para no perder aromas ni temperatura. Exquisita. Todo ello regado con Corvo Vianco, un blanco siciliano con un ligero toque afrutado que combina a la perfección con el marisco. Para terminar sorbetes de maracuyá y limón de textura sedosa y sabor inconfundible. Un broche estupendo para nuestra visita a Bristol.
Río Avon . St Peter Church.
St Mary Redcliffe
Interior de St Mary Redcliffe.
Fachada de Queen Square.
Catedral de Bristol
Berkeley Square
Cabot Tower. Brandon Hill. Fotos: C. Huerta
Precioso viaje, Concha. He sabido por FB que estás bien. Un fuerte abrazo.
By: zambullida on 06/06/2017
at 21:33
Muchas gracias . Otro abrazo
By: Concha Huerta on 07/06/2017
at 12:18