Posteado por: Concha Huerta | 11/11/2018

Lágrimas de niña

Otro día de lluvia. El cielo encapotado no deja pasar un rayo de sol. Bajo a la cocina a prepararme un té caliente. Tras la ventana, empañada de vaho y gotas, el constante repiqueteo del agua que se precipita con rabia desde las tejas al suelo. En la sala descubro el jardín anegado de hojas y agua, la piscina a punto de desbordarse, los desagües arrastrando macetas sobre la hierba.

Habría que retirar las macetas, desbrozar las rejillas y recoger las hojas de la piscina. Y yo frente a la ventana paralizada, incapaz de hacer nada. Observando el mundo exterior con ojos que no ven nada. Esta lluvia tan intensa y descontrolada no me parece nada. Nada de nada. Comparada con la pena que siente mi alma de niña desde tu partida.

Han pasado casi tres meses desde que tu corazón dio su ultimo latido y con él perdí la alegría que me daba disfrutar de tu compañía. Ya sé que estabas muy débil, que no tenías fuerzas para nada, que estabas harta, repetías con voz cada vez más trémula. Pero yo me había empeñado en que estuvieras a gusto y tranquila y contaba con tu presencia algunos días más, algunos meses. Las dos Conchitas, «Conchita mayor y Conchita joven«, como tu decías.

Vuelvo al dormitorio. Dudo si vestirme para salir o quedarme en la cama. Observo las sábanas húmedas por las lágrimas que desbordaron anoche mis ojos, como todas esas otras noches donde no puedo dejar de sentir tu ausencia. Respiro hondo. Intento recrear ese momento mágico en que mi cabeza reposaba sobre tu pecho y me pasabas la mano por el pelo, como cuando era una niña.

Vuelvo al salón. Me siento frente al ordenador y dudo. Hoy había pensado hacer la lista de las cosas que necesitaré en el viaje que M ha organizado en diciembre. Un viaje para animarme. Pobrecilla. Ya no sabe que hacer conmigo. Yo no me decido. Observo las letras blancas sobre los cuadrados negros y tampoco me dicen nada. Hace meses que no me animo a componer palabras ni rimas.

Recibo un mensaje de mi hermano, necesita una información urgente. Vuelta a los papeles, a las cifras, a los formularios. Rebusco entre los mensajes de la familia y encuentro el texto que escribí cuando nos dejó nuestro padre, “En tu despedida”. Un texto hermoso y sentido que publiqué en esta bitácora hace mas de tres años. Me pregunto cómo es que no he sido capaz de escribir nada hasta ahora para despedirme de mi madre a la que tanto quería.

Observo su rostro armonioso y sereno de aquella foto de juventud que cautivó a mi padre cuando la conoció en Cádiz, enmarcado en plata sobre la mesa. No me extraña que papá se quedara prendado contigo. Guapa, elegante y con esos ojos entre verde y azules que quitaban el aliento. “Mi mamá es la mamá más guapa del mundo”, yo siempre le decía. «Mami, te quiero mucho. Contigo aun puedo ser una niña«. Pero ya no. La niña se fue contigo.

Sigue lloviendo. No sé hasta cuando lloverá, pero seguro que dejará de llover en algún momento. Es ley de vida. Me siento en el salón y enciendo la Tv. Dicen las noticias que mañana las nubes darán paso a un cielo resplandeciente y subirán las temperaturas. Espero de corazón que así sea, que el sol salga definitivamente y devuelva la vida a mi jardín marchito. Y que brille con la suficiente fuerza para secar mis lágrimas de niña.

  Conchita Soto con 17 años. Foto de mi padre.


Respuestas

  1. Me ha emocionado!!! Precioso Concha. La recuerdo como si fuera hoy y la tendré en mi recuerdo siempre por su dulzura como tú dices. Un beso muy fuerte.

    • Gracias de corazón. Que suerte que pudimos disfrutar de ella cuando eramos niñas. Ella también se acordaba de ti con mucho cariño. Un abrazo

  2. Me gusta lo que has escrito.
    Desde donde este, la Conchita mayor os va a acompañar todo el tiempo.

    • Seguro que si Joaquín. Siempre estara a nuestro lado. Un abrazo


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