Domingo por la mañana. Madrid engalanada de tulipanes amarillos y blancos. El Paseo del Prado reluce bajo el sol de verano anticipado. Paseo cámara en mano por las calzadas vacías de coches. Antes de la plaza de Neptuno, entro en el palacio de Villahermosa y subo a la planta tercera en busca de los lienzos de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza que he descubierto en las conferencias que el museo organiza los sábados de esta primavera.
A la izquierda, La Piazza Navona de Vanvitelli, holandés enamorado de la ciudad eterna. Un lienzo luminoso y panorámico, que recoge la vida cotidiana de la plaza renovada por Innozenzo X. A Vanvitelli no le interesaban las ruinas de Roma sino la vitalidad de la ciudad moderna, en palabras de Mar Borobia, conservadora del museo. Me acerco a comprobar en detalle la cúpula de Santa Inés, las verjas de los palacios, las capas de los paseantes, la majestuosa Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini. Una instantánea que celebra con tonos cálidos y contraluces la Roma del dieciocho.
Vanvitelli. Piazza Navona, Roma. 1699
A la derecha, La soledad de Corot, uno de mis cuadros favoritos. Un atardecer lleno de brumas frente a un lago y en el centro un tronco centenario sobre el que se apoya una ninfa con una lira. Ninfa o campesina. La visión de Corot es imaginaria, nos desvela Juan Angel Lopez-Manzanares, la representación pastoral de un paisaje idílico. A Corot se le aparecía Italia entre las nieblas de Francia. El cuadro conmueve por su pincelada velada que esconde la tristeza de una perdida. Una pincelada guiada por el sentido que anticipa el impresionismo.
Camille Corot. La Soledad. Recuerdo de Vigen. Lemosín. 1866
Al fondo, La exclusa de Constable. Una barca espera bajo un olmo a que las aguas del rio se nivelen para seguir la corriente, cerca del molino donde el Constable niño se apasionó por la naturaleza. Una naturaleza en la que, según Guillermo Solana, director artístico del museo, el paisajista británico encuentra el sentido a la pintura. Me acerco y observo las briznas de hierba, la espuma del agua que se eleva, el detalle de las hojas y la tensión en los brazos del operario manipulando la compuerta. El lienzo transmite un sentimiento épico, el esfuerzo del hombre en mejorar la naturaleza, la utopía de Constable.
John Constable. La esclusa. 1824
A la salida me sorprende la luz en las fachadas neoclásicas del paseo del Prado. Por un momento me parece reconocer algún balcón del palacio Panfili. En el bulevar, la fuente de Carlos III, el rey que modernizó la corte, con sus tonos ocres y brillantes. A los lados, parterres de hierba y arbustos salpican el mediodía de verdes de la campiña británica. Una pareja se funde en un abrazo bajo la sombra de un abeto. La misma sombra que anhelaba Corot en sus recuerdos. El Paseo, abandonado de coches, realza los árboles centenarios que la baronesa Thyssen rescató de un destino incierto. Como rescató estos paisajes únicos de la pinacotecas europeas para acercarlos a las gentes de su tierra.
Foto: C. Huerta
Ciclo de conferencias, Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Sábados abril y mayo 2010. Museo Thyssen- Bornemisza.
Otra vez las gracias por compartir!(ya no seré tan reiterativa, prometo). Me fascinó el cuadro de Vanvitelli, nunca lo había visto. En verdad parece una «fotografía de la plaza en esa época». Es el que más me impresionó. Último detalle: decime que les hiciste «fotoshop» a esos tulipanes, que no son del todo reales (ja,ja), una linda envidia ese paseo, nunca vi tulipanes tan grandes a no ser en fotos de cultivos en Holanda. Un abrazo!
By: Claudia Ibañez on 27/04/2010
at 12:58
Despues de tanta lluvia salio el sol en madrid y los tulipanes se desbocaron. Las fotos son reales te lo aseguro. Me alegro que hayas conocido a un nuevo paisajista barroco. Un saludo
By: Concha Huerta on 27/04/2010
at 14:20
Dime qué tiene el barroco que nos hace hundirnos en sueños luminosos.
Tanto las pinturas, como la música barroca tienen ese qué se yo, que transforma y como tus tulipanes madrileños, se aloca con la humedad de sus creaciones.
Un abrazo
By: chrieseli on 27/04/2010
at 18:18
Quiza sea la última época en que el hombre ansiaba elevar el espiritu. Por eso sus catedrales y pinceles rozan los cielos y su música ansia reencontrarse con el Creador. despues el Hombre se volvio racionalista y se erigio en centro del Universo. Asi nos va.
Un saludo
By: Concha Huerta on 27/04/2010
at 19:13
Las palabras que no lograba encontrar para describir, La soledad de Corot, las encuentro aquí en tu blog. Gracias Concha, es muy enervante no poder expresar lo que una siente! Problema solucionado.
Saludos,
PS: Concha no ha retocado los tulipanes, después de tanta lluvia lucen así de hermosos!
By: annefatosme on 27/04/2010
at 18:23
La verdad es que la frase «A Corot se le aparecía Italia entre las nieblas de Francia» de un crítico de la épona me ha cautivado. Creo que expresa muy bien ese sentimiento que embarga ante sus cuadros.
Un saludo
By: Concha Huerta on 27/04/2010
at 19:15
Con el tiempo y los adelantos en el mundo de la ilustración y la fotografía, me he visto obligado a deshacerme de varias enciclopedias de pintura. La explicación es la siguiente: La fotografía de los lienzos y obras no era jamás fiel a la realidad, aunque hoy por hoy, siendo mejor la impresión, tampoco apreciaríamos el verdadero pigmento, pues el alto rango dinámico con el cual se imprime, la calidad de las fotografías da una imagen, aunque mejorada, falsa.
De todas todas, mejor verlas que no verlas, y uno no puede visitar todos los museos del mundo.
Son los pros y los contras de la era digital.
Buena composición fotográfica.
By: eduard on 28/04/2010
at 17:15
Totalmente de acuerdo contigo. Las imágenes no describen la grandiosidad de estos paisajes únicos. Son lienzos de gran formato que impresionan por el detalle de sus pinceles y el sentimiento que transmiten. Fui a verlos despues de las conferencias y consiguieron emocionarme. Una maravilla que al menos esten a disposición del público y no en el salón de un palacio.
Un saludo
By: Concha Huerta on 28/04/2010
at 17:40
Fantástico paseo por Madrid en una ocasión en que naturaleza y cultura se dan la mano: impagables los tulipanes; La Soledad, de Camille Corot, impresionante. Un placer.
By: ezorrozua on 28/04/2010
at 19:05
El verano se ha colado en la villa. Inevitables los paseos y las imagenes de flores y plantas estalladas tras un invierno humedo y frio. Inevitables las imágenes de paisajes naturales del Thyssen.
un saludo
By: Concha Huerta on 29/04/2010
at 6:32
Me alegro que te estén gustando las conferencias del ciclo de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La verdad es que hasta que uno no se pone a estudiar los cuadro no se figura la cantidad de historias que esconden.
He visto tu blog y me ha gustado sobre todo como has proyectado las obras de Vanvitelli, Constable y Corot en tu experiencia de viandante por el Paseo del Prado.
Gracias por tu interés. Un fuerte abrazo,
Juan Angel
By: RAB on 29/04/2010
at 14:18
Gracias Juan Angel por tus palabras. La verdad es que sali del Museo impregnada de esos magnificos paisajes. Un lujo de colección al alcance de cualquier madrileño y visitante de nuestra ciudad.
Un saludo
By: Concha Huerta on 29/04/2010
at 14:26
Me ha gustado. La verdad (es una obviedad, lo sé, pero vengo de la prensa «de papel»…) es que cada día estoy más convencido de que la información tiene que volcarse en estos canales y, en breve, con una gran parte de blogueros tendremos que relacionarnos como lo hemos hecho con los periodistas convencionales, pues la suma de textos como el tuyo hace más por la imagen (en esta caso buena, afortunadamente) del Museo que muchas noticias en diarios o revistas.
Un saludo
José María
By: RAB on 29/04/2010
at 14:19
Un poco de justicia con las obras increíbles que acoge este Museo. Siempre encuentro algun cuadro nuevo que me sorprende. Un saludo
By: Concha Huerta on 29/04/2010
at 14:28
Preciosa tu foto… y mejor el texto.
Un abrazo
María.
By: RAB on 29/04/2010
at 14:20
Gracias María por pasarte.
Un saludo
By: Concha Huerta on 29/04/2010
at 14:28
Extraodinaria secuencia; buen inicio con Vanvitelli.
Saludos
Ricardo.
By: RAB on 29/04/2010
at 14:24
Me alegra que te guste.
Un saludo
By: Concha Huerta on 29/04/2010
at 14:29
Gracias por tu email y especialmente por hacerme participe de que este ciclo te ha inspirado un texto en tu blog. ¿Qué más se puede pedir?. Todas las iniciativas que sirvan para difundir el mundo de la cultura y, especialmente las actividades de los museos, son dignas de elogio. Un saludo de,
Mar Borobia
By: RAB on 30/04/2010
at 9:02
Gracias a ti por tus palabras y por descubrirme los secretos de la Piazza Navona y de Vanvitelli.
Un saludo
By: Concha Huerta on 30/04/2010
at 9:33
[…] las verjas y los balcones cerrados. Contrastes de luces y sombras que cautivaron los pinceles de Vanvitelli en el diecisiete y las letras de Stendhal en el diecinueve. Cuantos siglos atrayendo mercados y […]
By: Amanecer en Piazza Navona « Concha Huerta – Arte y cultura on 15/06/2010
at 9:04