Posteado por: Concha Huerta | 19/02/2016

Lejos del mundanal ruido

Semana de gripe. En mi última visita al banco me contagiaron un virus olímpico. Claro que en estas fechas todo el mundo está lo mismo. Al frío invernal estoy acostumbrada. A lo que no me acostumbro es al viento huracanado y a tanta lluvia. Qué largos se hacen estos días confinada en casa. Aprovecho para leer Lejos del Mundanal ruido (Far From the Madding Croud. 1874) el clásico de Thomas Hardy sobre una joven resuelta se aparta de las costumbres victorianas. En vez de buscar marido, decide ocuparse de la finca que heredó de su tío.

En la portada unos campesinos recogen fanegas de trigo, sus espigas doradas alegran las tardes en penumbra. Comienza con una descripción de Gabriel, uno de los pretendientes de Bathsheba, “en los días laborables era un joven de creencias sólidas, disposición favorable, indumentaria decorosa y, en general, de buen carácter. Los domingos sus ideas se tornaban difusas, se mostraba proclive a posponer las cosas y se mostraba incomodo con su paraguas y sus mejores ropas…” Después de su rebaño, Gabriel es pastor y un incidente con una muchacha a caballo a que atrapa su corazón hasta el final de la novela. Cosas del destino, después de que rechazara su propuesta de matrimonio, termina trabajando para ella.

Al llegar a la granja, Bathsheba se encuentra con un capataz que roba y decide despedirlo y ocuparse ella de la gestión de la finca con “su cabeza y sus manos”. Una tarde de febrero decide escribirle una nota a su arisco vecino, un solterón adinerado que termina enajenando su buen juicio. Segundo pretendiente. Y una noche oscura mientras recorre las cercanías de su casa se encuentra con un militar apuesto y muy atrevido. Tercer pretendiente. ¿Por quién se decidirá Bathsheba? El dilema está servido.

Sin darme cuenta viajo a los campos de Wessex, la región imaginada por Hardy en el suroeste de Inglaterra y disfruto de la brisa fresca, de las tareas del campo, de ls celebraciones tras la cosecha que tan bien retrata el escritor de Dorset. «El sol se había agazapado detrás de un árbol en su último esfuerzo antes de morir, y poco después comenzó a hundirse bañando en un crepúsculo marrón la mitas inferior de los cuerpos de los esquiladores mientras sus cabezas y hombros aún disfrutaban de la luz del día tocadas por un resplandor amarillo intenso que parecía más innato que adquirido«.
En sus páginas descubro cantos, deseos, amores imposibles,ambiciones y vanidad en una joven muy adelantada a su tiempo. Una lectura muy amena para las largas tardes de invierno.

lejosdelmundanalruido

Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy. Traducción de Catalina Martínez Muñoz. Ed. Alba 2012. 579 págs.


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