Caminamos en silencio bajo un cielo sin estrellas. Murmullo de tacones contra el pavimento. Puertas encendidas de vasos colmados y voces jóvenes. Una esfera brillante y blanca se cuela entre las nubes perfilando las fachadas con pinceladas románticas. Al poco se desvanece y envuelve la calle en sombras. Cierro los ojos y saboreo la imagen que permanece en la retina.
Luz blanca y brillante, la figura de Julieta sobre las tablas. Un destello de inocencia y vida en las noches de una Verona teñida de orgullo. Juventud embebida en armas al son de timbales y cornetas. Danza, juego y espadas. Madurez anclada en el resentimiento. Conspiración, tradición y obediencia.
El palacio. La joven de blanco alza los brazos con levedad de garza atrapando el corazón de Romeo en una mirada. Evgenia Obraztsova transmutada en una perfecta Julieta. Cuello estilizado, brazos blancos y manos que exudan delicadeza. La fuerza de Romeo. El músculo esculpido en mármol. Denis Matvienko explora los límites del cuerpo humano. Romeo y Julieta. La danza del amor eterno, dos jóvenes fundidos sobre sábanas blancas.
Odio y venganza. Los bailarines compitiendo en saltos y piruetas. La ley del más fuerte. El destino truncado por la intransigencia. Julieta se despereza de un sueño de muerte en una noche sin estrellas. Cuerda y viento. Melodías inolvidables de Prokofiev. La pena transforma el puñal en una caricia eterna que funde los cuerpos sobre el mármol. La belleza de una imagen final que arranca un mar de lágrimas.
Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev. Ballet Mariinsky (Kiev). Royal Opera House. Londres. Hasta el 15 de agosto de 2009.
Interesante Blog, relamente logras transportar al lector a otros mundos, te felicito…
By: angelbien1 on 20/08/2009
at 3:48
Gracias por tus palabras. Me alegran el alma.
Un saludo desde Cascais. Portugal
By: Concha Huerta on 20/08/2009
at 21:04