-Y vosotros ¿qué tal en El Bulli?
-Es como ir al taller de Miguel Angel y que te dejara probar sus cuadros.
-No creo que la pintura sepa buena.
-Ya me entiendes. Es difícil resumir la experiencia. Los recuerdos se me gravaron como a cámara lenta.
-¿Los recuerdos o los sabores?
-Las dos cosas. La ansiedad llegando en el taxi, la emoción de saludar a Ferran Adrià y a las treinta personas que trabajan en la cocina. Las esferas de aceitunas, los raviolis de caldo y las burbujas del Millésime refrescando la garganta.
– Pues yo prefiero un buen albariño.
– Probamos un blanco y tres tintos por lo menos. Dejaban las botellas que terminabas tras de la mesa para contarlas. Ni se las que había. El camarero estaba perfectamente sincronizado con la cocina. Cada plato venía acompañado de su vino. Cada plato por decir algo, porque en realidad eran cuarenta y dos bocados.
-¿Y pudisteis terminarlos?
-Tuvimos tiempo de sobra, estuvimos casi siete horas. La pena es que al final abusamos del champán y no tuvimos sitio para los bombones. Y eso que trajeron una caja impresionante.
-¿Y qué es lo que más os gusto?
-La espuma de gazpacho. Al parecer lo congelan y utilizan la parte de encima. Era increíble. Y los tallarines de consomé, se deshacían en el paladar con un cosquilleo y la oblea de aceite de oliva, crujiente y delicada. No sabría decidirme.
-Pues a mí me va más un buen filete.
– Porque no has probado el capuchino de caza, ni los percebes con caviar, ni la gamba semifrita. De sólo recordarlos se me hace la boca agua.
– ¿Y qué es lo que más te sorprendió?
– La sinfonía de sabores y texturas. Nunca imaginé que a estas alturas pudiera descubrir tantos platos nuevos. Y qué presentación, daba pena comérselos. La espera mereció la pena. Más que un restaurante comer en El Bulli es una experiencia religiosa. Una lástima que te lo pierdas.
-¿Y si es tan bueno, por qué cierra?
– Ferran Adrià está agotado de gestionar tanta reserva. Quiere abrir una fundación para poder dedicar todo su tiempo a enseñar y experimentar que es lo que le gusta. Para mi Adrià más que un cocinero es un alquimista, un ingeniero de los sabores. No me extraña que le consideren el mejor chef del mundo.
Aceitunas verdes esféricas
Gambas dos cocciones
Tagliatelle de consomé a la carbonara
Cocina de El Buli. Fotos: Diego H.S.
Restaurante El Bulli. Cala Montjoy. Rosas. Hasta el 30 de julio de 2011.
Según lo estoy leyendo se me está haciendo la boca agua.
Estoy encantada de tener entre nosotros al mejor cocinero del mundo.
Un abrazo.
Te dejo, tengo que ir a comer algo…
By: mercedesmolinero on 19/07/2011
at 10:45
Y ademas es muy simpático. Este Adrià lo tiene todo… Saludos
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 8:43
Siempre te envidiaré (sanamente) por tu conocimiento sobre arte y cultura, tu manera de escribirlo para hacerlo más fácil y que hayas estado en el Bulli.
Salut y felicidades con retraso
By: micromios on 19/07/2011
at 11:15
En realidad fueron unos amigos míos los que estuvieron y les encargue que me hicieran las fotos y me lo describieran luego. El merito es todo de ellos. Un saludo
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 8:44
Wow… Dear Conchi, tus palabras y las imágenes que muestras abren el camino para una buena aventura con cubiertos, platos y manjares.
Salud… con un buen vino.
By: Michaelangelo Barnez on 19/07/2011
at 13:55
No sabes que ilusión me hizo poder descubrir los secretos del mejor chef del mundo!. Un saludo
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 8:44
A mí este tipo de comida-diseño no me acaba de convencer; supongo que tengo gustos más sencillos, no sé. No obstante, no me importaría probarlo.
Las fotos son, por otra parte, magníficas.
By: zambullida on 19/07/2011
at 20:33
Yo también soy de comida más sencilla, y mi amigo no te cuento, de filete y cuchara. Fue su mujer la que insistio en ir y cuando probo los bocados quedó muy impactado. Texturas nuevas y sabores tradicionales muy cuidados. Creo que ahi reside la genialidad de Adria. Un saludo
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 8:46
Me ha hecho gracia el dialogo! Estuve en una boda servida poe el Bullí, mi suegra no paraba de despotricar contra esta cocina de fusión, de alquimista! La tortilla de patatas liquida, servida en una copa, no le entraba en la cabeza! Es una experiencia exquisita, casi abstracta… para paladares sin prejuicios. Un poco como saber apreciar una pintura abstracta.
Un abrazo,
By: annefatosme on 20/07/2011
at 11:42
Cuanta razón tienes. Debe de ser como apreciar un cuadro abstracto. Muy bien descrito. Saludos
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 14:56
Que privilegio Concha, caramba !!! para atesorar por muchos años. felicidades, Tienes razón la presentación es para quedarse viendo y no atreverse a comer. Me imagino los sabores y el ambiente. Gracias por esta delicia. un abrazo
By: minicarver on 20/07/2011
at 21:45
Al menos se pueden saborear esas imágenes. Un saludo
By: Concha Huerta on 20/07/2011
at 21:53
Su cocina es un placer, pero no sólo para los sentidos: empieza por la imaginación, cuando tienes noticias de sus platos como las que nos pones aquí.
Está en algún ambiguo lugar entre el arte y la ciencia, creado por y para él.
Saludos.
By: Alan Rulf on 21/07/2011
at 22:00
Exacto. Un lugar entre el arte y la ciencia que habitan los genios. Saludos
By: Concha Huerta on 21/07/2011
at 22:31