Posteado por: Concha Huerta | 01/04/2011

Blackout

7:30 de la mañana. Me arrastro de la cama justo antes de que el despertador suene. Recojo la ropa a tientas y entro en el baño. Intento en vano encender las luces. Termino de vestirme como puedo y salgo al pasillo. Un letrero en el ascensor redirige a las escaleras. El móvil vibra. Cristina me avisa que llega tarde. Respiro con alivio. Así tendré tiempo de desayunar antes de la clase. Calor húmedo. Se nota que anoche descargaron tormentas.

En la terraza me informan que ha habido un blackout en toda la zona. Blackout. Me gusta cómo suena esta palabra. Más que apagón, la verdad. Desayuno fruta y un té solo. Espero que sea suficiente para las horas que me esperan lanzando bolas. Tras la puerta el chef da instrucciones a un corro de rostros perlados por la ansiedad. Y es que un corte de luz en una cocina es una tragedia.

Parece mentira cómo nuestra vida depende de algo tan complicado como el suministro eléctrico. Cuando uno reserva un hotel escoge la localización y las actividades pero nunca el tipo de generador para casos de emergencia. Deberíamos. Las ocho y cuarto. Me levanto con una sonrisa. Ahora poca electricidad necesito. Me esperan dieciocho hoyos salpicados de lagos y palmeras, de garzas y flamencos, de hierba tupida y arena blanquísima. Otra mañana fantástica en este campo único.

Camino de Turnberry. Foto: C. Huerta.

Driving range. Foto: M. da Silva

The rough. Foto: C. Huerta

Fairmont Turnberry isle Resort & Golf. Aventura. Miami


Respuestas

  1. Mientras no nos quedemos nosotros mismos en ‘blackout’…

    Pero parece que tú estás ‘whitein’… Me alegro por ti, aunque te cueste arrastrarte desde la cama.

    Saludos.

    • Ya veo que hoy estas de buen ánimo. Un saludo

  2. A pesar del apagón, lo pasaste estupendo, que es lo que importa.
    Un abrazo y a disfrutar

    • Gracias Mercedes. El proximo baño baño va por vosotros.

  3. dear Conchi… Es increíble como vamos dependiendo cada vez más y más de los servicios básicos de nuestra sociedad, en este caso la elemental energía eléctrica, en otros, la abrupta interrupción del servicio de agua y desagüe, que haría colapsar la economía o a un gobierno.
    Salí del Perú en la época que empezaban los apagones provocados por el terrorismo. En california tuvimos solo un Blackout de pocos minutos, en 30 años, a causa de un terremoto, y, como a ti, me gustó la palabra «Blackout». Claro que hay otras que aun me causan gracia como: «piping tom», «groceries», «locksmith» y otra que no puedo decir cuando visito el Perú: «catch it» por ser muy cercana a una grosería, ja, ja, ja.

    • El inglés a veces puede resultar demasiado gráfico. Gracias por tus anécdotas… Un saludo

  4. Un apagón rodeado de aguas turquesas…podría ser peor! Que sigas disfrutando, bien merecido lo tienes!
    Un abrazo,

    • Gracias por tus ánimos. Un abrazo caribeño.

  5. Mi querida Flautista, por un momento me sentí observada por tus ojos agudos, describiendo el inicio de todas mis mañanas que son de permanente blackout (donde vivo no tengo luz eléctrica), sin embargo, me dejo llevar por la magia de tus palabras y hasta el calor atosigante de Miami se hace deseable de experimentar al sonido de tus palabras.
    Enhorabuena por el viaje y mucha suerte en el torneo.
    Un abrazo

    • Lo bueno es que hace casi la misma temperatura de día que de noche. Y todavía no llegó el calorazo. Un saludo.

  6. Con corte o sin corte…, de 10…, bien así…

    • Corto y gracias. Un saludo


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