Noche invernal en julio. Una borrasca sorprendió la mañana. Cientos de sillas húmedas alienadas sobre la hierba. Caminamos al paso de las muletas. Las nubes oscurecen la noche. Arrebujadas en impermeables esperamos que comience el concierto.
Luces sobre escenario vacío. Una joven de melena rizada y oscura abrazada a una guitarra. De su cuerpo frágil fluye una melodía, Piece by piece, que se expande hacia los rostros que observan y transforma a la pequeña Katie en la gran intérprete británica.
Criada en Belfast, nacida en Georgia. 24 años y una voz cristalina que surge de la tierra abandonada de niña. Inspiración y nostalgia. Un puñado de juguetes. Toy collection. El sueño de una vida sin armas. Amor, desengaño. The closest thing to crazy. Su primer éxito, la carrera hacia la meta del arte. Humedad y frío. El clima que le acompaña en su gira.
Un piano, una batería y dos guitarras envuelven a la pequeña Katie en acordes de jazz y baladas. Two bare feet. El canto que surge de un corazón inflamado de blues. Destellos de almas. El cuerpo recorrido de voces de color y cantos de ángeles. Se vacía el escenario. Katie Melua se despide con su guitarra. Six million bycicles. El cielo se abre sobre la carpa y cubre la platea de miles de estrellas.
KATIE MELUA. Cascáis Cooljazzfest 2.009. Hipódromo de Cascáis.
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