Sofía Loren me saluda desde un dominical en blanco y negro. Observo la imagen imponente de esta actriz de sonrisa ancha y ojos de Cleopatra. Las manos enfundadas en guantes, una segunda piel que la protege del tiempo que parece haber conquistado.
Sofía Loren, la última diva. Recuerdo la mañana que compartimos frente a una cinta metálica. Las maletas apareciendo a intervalos de precisión suiza. El mozo almacenando las suyas, estampadas con iniciales, ante una mirada impaciente oculta tras cristales negros. Me sorprendió su altura. Siempre la imaginé más alta, toda una mamma napolitana, aunque Sofía Scicolone nació en Roma el mismo año que mi madre. Ambas tuvieron una infancia marcada por la guerra, ambas luchadoras, ambas extraordinarias.
La encontré delgada, los huesos le marcaban hombros y pómulos y los tobillos bajo un abrigo de martas. Qué suerte haber coincidido en un vuelo con la gran Sofía. Ella, en la intimidad tras las cortinas, yo entre dos viajeros corpulentos. Cuando el mozo coronó su equipaje con un neceser cromado, se dio la vuelta y desapareció con paso enérgico. Ni una gota del cansancio que yo arrastraba desde las seis de la mañana. Sería por la pasta, su arma secreta. Todo lo que veis, se lo debo a los espagueti, aseguraba en cada entrevista.
Reconozco que para mí la pasta es mano de santo. Cuando el estomago se revela me quedo un día a pasta con aceite y como nueva. Y cuando estoy bien me encanta probar salsas nuevas. Tengo un libro de recetas suyas en la cocina. De recetas y recuerdos de su carrera artística. Para mí su mejor imagen será siempre la de madre ultrajada que sobrevive con su hija en la guerra. La que le valió el primer Oscar a una actriz de habla no inglesa. El cabello cardado, los increíbles ojos verdes, las caderas esculpidas bajo una cintura de avispa. Una silueta como la que inmortalizó mi padre cuando descubrió a su novia jerezana.
La Ciociara (Dos Mujeres). Dirigida por Vittorio de Sicca. Italia-Francia. 1960. Con Sofía Loren, Jean Paul Belmondo y Eleonora Brown. Basada en la novela de Alberto Moravia.
Qué bien coincidir con mito como ese. La verdad es que por mucho que pase el tiempo mantiene su esencia. Algo que pocos pueden decir.
Saludos.
By: Paco on 10/02/2011
at 11:17
Una de las últimas damas del séptimo arte. Un saludo
By: Concha Huerta on 10/02/2011
at 18:21
Al leer el mundo de Sofia, creía que iba a ser otro! Este es mucho mas glamuroso y me encanta! Una actriz maravillosa con un potencial interpretativo fuera de lo común. Que suerte haber coincidido con el mito y que bonito la referencia a tu madre. Ahora mismo voy a comer un plato de pasta a ver si me hace efecto! Un abrazo,
By: annefatosme on 10/02/2011
at 14:30
Tiene gracia pero encontré una foto suya que es igual que otra que mi padre le hizo a mi madre de novios. La vida esta llena de coincidencias. Un saludo
By: Concha Huerta on 10/02/2011
at 18:23
Coincido con lo maravillosa que fue (es) Sofía y con la pasta. Sin embargo como película me quedo con Pan, amor y…
Salut
By: micromios on 10/02/2011
at 17:43
En cualquiera de las dos Sofía es una autentica bandera italiana. Un saludo.
By: Concha Huerta on 10/02/2011
at 18:28
Hay una obra filosófica y pensé en ella. Claro Sofia Loren… era adolescente y pensaba en ella, sus ojos grandes sus pechos altivos y caderas que parecían olanes mecidos por el viento. Me he llenado de recuerdo amiga… un abrazo Rub
By: rubengarcia on 10/02/2011
at 19:21
Me alegra haberte devuelto a la adolescencia aunque solo sea por un momento. Y creo que la vida de Loren podría ser un libro de filosofía, de ahí el título. Un saludo
By: Concha Huerta on 11/02/2011
at 10:22
No voy a mentir y decir que cuando yo era más joven fantaseaba con ella, lamentablemente llegué un poco tarde para disfrutarla. La descubrí tiempo después, mientras perdía horas de sueño leyendo y mirando millones de películas hasta cualquier hora de la noche. Y lo que encontré fue una mujer impresionante, que más allá de su belleza y sensualidad extremas, me generó un respeto automático y una admiración que, sin saber bien por qué, ya que no soy un experto ni en actuación ni en cine italiano, sostengo hasta el día de hoy. Evidentemente las grandes figuras están marcadas desde la cuna y transitan su destino sin importar los años, los obstáculos, ni la edad. Me alegra que rescates a este tipo de personas que nos siguen fascinando. Saludos!
By: MX on 11/02/2011
at 0:31
Perdona el retraso en contestarte pero el WP he había manadado tus mensajes al spam!. Que sorpresa tan agradable recuperarlos. Un saludo
By: Concha Huerta on 22/02/2011
at 19:56
¡Qué interesante lo que cuentas! Por cierto, mi madre de joven se parecía a Sofía Loren. En realidad, tenía aire de diva italiana y allí donde iba le pedían autógrafos para enfado de mi padre, por aquel entonces muy celoso.
By: zambullida on 11/02/2011
at 14:14
Imagino a tu padre celoso pero encantado con tener una mujer tan bella. Un saludo
By: Concha Huerta on 11/02/2011
at 15:31
Mi padre alucinaba con Sofía Loren. Ahora me doy cuenta con claridad y me explico sus caras de fascinación mirando las pelis de ella. Cuando se interpretó a sí misma en la historia de su vida, mi padre estuvo al borde de las lágrimas.
Todos los grandes del cine me llevan sin dudarlo a las tardes de invierno cuando mirábamos juntos los clásicos del 7mo arte
Un abrazo
By: chrieseli on 11/02/2011
at 15:25
A mi me ocurre lo mismo. Recuerdo las tardes en que mi madre me pintaba para parecer mayor y poder acompañarla a una peli de dieciocho. Y luego resultaba que solo se daban un beso… Un saludo
By: Concha Huerta on 11/02/2011
at 15:32
Querida lectora/lector, no voy a escribir sobre la excelente interpretación de Sofía Loren en esa película de los primeros sesenta “Dos Mujeres” adaptación de la novela de Alberto Moravia “La Campesina” sobre la huída de dos mujeres, madre e hija, huyendo de la ciudad romana, enamorándose de un partisano, Jean Paul Belmondo, violadas y ultrajadas por los soldados de la barbarie. Esta película la visualicé a mediados de los sesenta, por aquel entonces se me escapaban detalles, detalles como la violación, la desesperación de dos mujeres y aplaudía, en esos cines de barrio, la llegada de los partisanos, que entonces no sabía quienes eran ni tan siquiera que era la resistencia. Luego, no muchos años más tarde, leí a Moravia y visualicé otras películas, teniendo a Jean Gabin y Jean Renoir como fiables guías partisanos de la resistencia contra la ocupación nazi.”
Sirva esta presentación, comentario, como letras entresacadas de “DOS MUJERES MÁS UNA, SIN TERCER HOMBRE”, de mi bloc “SECRETOS AL AMANECER”.
Sexy y elegante. Belleza mediterránea, latina. La menuda Sofía, ceñida en sus ajustados y elegantes vestidos, sigue regalando glamour, insinuaciones elegantes sin miedo a relucir la desnudez de su cubierta, luciendo sus formados hombros bajo esa gracia en arruguitas de su cuello, quedando su cara limpia de mar vigilada por esos dos faros de sus ojos, claros y transparentes de fulgor a sus 77 Septiembres.
Su frase: “Todo lo que ven se lo debo a los spaguettis” ha sido suplida por una sonrisa de traviesa. Cuando le preguntan el secreto de su belleza, responde: “Es un secreto, no se puedo decir”. Quizás, se pregunta uno, si por el horario infantil no se puede escribir.
By: German on 12/02/2011
at 19:38
Muchísimas gracias por compartir toda esta información sobre la película y la gran diva. Me alegra que te guste tanto. Un saludo
By: Concha Huerta on 14/02/2011
at 15:29
Que suerte, Concha, poder estar cerca de Sofia Lorenz un solo instante. Nunca la belleza y el talento interpretativo fueron tan de la mano. En todas sus películas ha estado a la altura de los grandes con los que ha trabajado, que han sido muchos. En Arenas de muerte con John Wayne, en Cintia con Cary Grant, en Capri con Clark Gable, en El Cid con Charlton Heston, en la Condesa de Hong Kong con Marlon Brandon. Pero, sin duda, su pareja perfecta fue el genial Mastroianni; desde Matrimonio a la italiana hasta el duelo interpretativo de Una jornada particular. La película Dos mujeres, a la que haces referencia, me marcó profundamente cuando la vi siendo muy joven. Aunque, si tengo que elegir una película de su filmografía, me quedó con la bella historia llena de amor y nostalgia que supuso Los girasoles. Soy de la última generación que aún pudo disfrutar de las largas tardes de sesión continua en los viejos cines. Hoy, por lo menos en mi ciudad Vigo, desaparecidos. El cine ha sido y es una de mis grandes pasiones. Ha tenido una gran influencia en mi obra literaria y musical. Sofía Lorenz es una de esas últimas “glorias” que, además de ser excelentes actrices o actores, tenían carisma y personalidad, e inundaban la pantalla con su presencia. Crecimos con ellos y son parte de nuestras vidas. Por cierto. ¡Adoro la pasta! Sobre todo el spaghetti de peppone que prepara mi mujer.
By: Julio Mariñas on 12/03/2011
at 12:55
Te agradezco que hayas compartido con nosotros tus experiencias con Sofía, tus recuerdos y el amor por la pasta. Mastroiani fue sin duda su mejor pareja. Y la verdad es que las películas de su filmografía que mencionas son ya toas clásicas. Un saludo y bienvenido a mis letras.
By: Concha Huerta on 12/03/2011
at 18:30