Otra mañana de lluvia y frío. El taxista observa con recelo mi cuerpo escondido entre capas de lana. Me bajo frente al Prado. Cruzo una columna de paraguas que zigzaguea entre las fachadas hasta perderse bajo una pancarta de Renoir. Voces y risas caldean la espera con alientos de otras tierras. Dos chicos saltan la acera con patines metálicos. Las ruedas levantan charcos sobre el asfalto estancado. Inesperadas compañías en un domingo de otoño.
Jardín Botánico
Abro el paraguas y atravieso las puertas del Jardín Botánico. Los troncos ligeros de hojas se yerguen presumiendo de cortezas. A cada golpe de lluvia las hojas se desprenden sobre la grava completando un tapiz dorado. En el centro, dos secoyas gigantes rodean un estanque de aguas mansas consagradas a antiguos botánicos. Compruebo las etiquetas de los árboles que reconozco, cedrus atlántica, hibiscus syriacus, thuya plicata, los troncos que enamoraron a mi padre hace cuarenta años. Imagino sus manos anotando reseñas y soñando su propio paraíso en un rincón de la sierra.
Paseo por la rosaleda. Una confusión de varas retorcidas entre estandartes de quienes cedieron sus nombres a cada especie alumbrada. Una rosa azafrán desafía el frío y acoge entre sus pétalos gotas caprichosas. Imagen eterna de belleza clásica. El tiempo en suspenso. Un gorgoteo de aguas en una fuente de piedra. Alrededor pinceladas rojas y púrpuras desprendidas de sedas japonesas. Humedad, ramas quebradas por el silencio. La silueta de un mirlo entre las bayas. Salgo empapada de ozono, con el alma encendida de notas de otoño y la mente rebosante de poemas y nostalgias.
. . .
OTRO OTOÑO TRISTE – MIGUEL HERNÁNDEZ.
(Arce japonés)
Ya el otoño frunce su tul
de hojarasca sobre el suelo,
Y en vuelo repentino
la noche atropella la luz.
Todo es crepúsculo
señoreando en mi corazón.
Hoy no queda en el cielo
ni un remanso de azul.
Que pena de día sin sol.
Que melancolía de luna
tan pálida y sola,
ay que frió y ay que dolor.
¿Dónde quedó el calor
del tiempo pasado,
la fuerza y la juventud
que aun siento latir?.
Se fue quizás con los días cálidos
de los momentos que a tu lado viví.
Y así esperando tu regreso,
otro otoño triste ha llegado sin ti.
Rosa Safrano
Fotos: C. Huerta.
Real Jardín Botánico de Madrid. Plaza de Murillo, 2. Abierto de 10:00 a 18:00h.
Bonito paseo. Inmejorable final. Todo lo que vincula a Miguel Hernández de compañero es un pequeño tesoro.
Un abrazo
By: eduard on 23/11/2010
at 10:16
Gracias por acompañarnos. Un saludo
By: Concha Huerta on 24/11/2010
at 20:15
Estimulante paseo entre los viejos arboles del botánico con decorado otoñal, que para mí, es el mejor atrezzo que nos puede dar mamá naturaleza.
Saludos!
By: javi on 23/11/2010
at 10:46
Si tienes ocasión pásate. Los arboles están espectaculares. Y con este tiempo esta poco transitado. Un lujo. Un saludo
By: Concha Huerta on 23/11/2010
at 14:52
Bellas imágenes que no vienen sólo de entre los árboles.
Un abrazo
By: chrieseli on 23/11/2010
at 14:20
La naturaleza tiene una gran capacidad de levantar recuerdos. Será por sus colores impresionistas, por el silencio y el apartarse del ajetreo… Un saludo
By: Concha Huerta on 23/11/2010
at 14:53
Otoño, lluvia y un jardín botánico crean una atmósfera que remata con ese poema.
Ah , se vale suspirar. saludos
By: minicarver on 23/11/2010
at 17:43
Un suspiro a veces vale más que mil palabras. Un saludo
By: Concha Huerta on 24/11/2010
at 10:25
Las hermosas descripciones que te haces, bajo la perspectiva del taxista. las que haces cuando te introduces al parque botánico, ayyy la nostalgia aflora por doquier desde el ocre, el día lluvioso hasta el inmenso Miguel.. un abrazo Rub
By: rubengarcia on 23/11/2010
at 22:43
El otoño siempre resalta la nostalgia y en un lugar como el Botánico la ensalza. Un saludo
By: Concha Huerta on 24/11/2010
at 10:26
Gracias por este paseo, que personalmente suelo dar yo con frecuencia, principalmente en estos días de otoño, con el olor que se desprende del jardín. Magnífico texto, bellas fotografías y un broche de oro con los versos de Miguel Hernández.
Un saludo.
By: Ernesto on 23/11/2010
at 23:07
Me alegra compartir estos senderos de un paraíso de naturaleza en el corazón de Madrid. Un saludo
By: Concha Huerta on 24/11/2010
at 10:27
Que maravillosa descripción de un paseo al que casi, casi puedo sentirle el aroma de esa tierra húmeda fundida con los árboles. Si no me equivoco, esa última foto es de un arce japonés, arbol que fascina. Gracias por el recorrido!
By: Claudia Ibañez on 25/11/2010
at 3:30
En efecto, esta última foto es de un arce japonés. Ahora tienen un toco cobrizo fantástico. Me encantan sus hojas que parecen siluetas de manos pequeñas, «las pinceladas rojas y púrpuras desprendidas de sedas japonesas». Un saludo
By: Concha Huerta on 25/11/2010
at 11:25
Me he sentido trasladada a ese Madrid que tanto quiero. Y he vuelto a revivir mis paseos en ese jardín que me ha hecho gozar de sus árboles, de sus plantas y de sus flores. Ya lo estoy echando de menos.
Un abrazo.
By: Pilar on 25/11/2010
at 22:40
Cuanto me alegra haberte acercado a este jardín único. Un saludo
By: Concha Huerta on 25/11/2010
at 23:27
Lembro-me de quando contaste as lições que o teu pai dava sobre o nome científico das coisas!
A nostalgia do que ficou no tempo…O encanto que as lembranças ganham conforme se vão afastando na memória.
By: xico on 26/11/2010
at 16:30
La belleza de los mejores recuerdos ensalzados por un paisaje de otoño. De algún modo sentí a mi padre a mi lado en el Botánico. Un saludo
By: Concha Huerta on 26/11/2010
at 17:52