Cortinas de buganvillas se mecen alrededor del porche con la brisa que renueva el aire estancado por la calima. Las ramas salpicadas de fucsia se agitan y desprenden polvos blancos. El sol se cuela entre el seto de aligustres que esconde la casa de miradas y trasforma la piscina en un mosaico de espejos oscilantes. Un mirlo se refresca en el borde de caliza haciendo vibrar su manto azabache. De un salto alcanza el murete sobre los geranios e inunda la tarde de trinos brillantes.
En la sombra del porche una mujer descansa envuelta en una túnica. Recostada sobre el tresillo, inmóvil pero no dormida. Una mano dibuja círculos entre las colinas ilíacas y la otra acaricia las costuras abiertas de un pañuelo. La tarde y la mujer languidecen entre calores y golpes de aire que crecen por momentos. Una racha levanta los pliegues de la falda sobre las rodillas. La mujer se incorpora en el asiento y comienza un leve balanceo. De sus labios escapa el murmullo de una nana que se pierde en el viento.
Ecos de voces en el garaje. Rita ha extendido la tabla bajo el portón abierto a la corriente. Apila camisones y sábanas en una cesta de mimbre mientras tararea tonadillas de su tierra. Leyendas del mar y de siembra, de mozas, campesinos y barcos perdidos en corrientes. Desliza la plancha sobre el tejido húmedo abriendo surcos tirantes. En el dorso de la mano una cicatriz recuerda su infancia entre hojalatas. Dobla una toalla, recoge la tabla y sube a la cocina.
El jardín se va inundando de hojas y polvo. El viento arrecia y su murmullo empasta los sonidos de la villa. Un motor que se aleja. Una radio tras la ventana. El toque de unas campanas. Los perros se inquietan y ladran en oleadas que alcanzan las columnas del porche. El mirlo enmudece y emprende el vuelo. La mujer se levanta. Una ráfaga atrapa cabellos y gasas mientras cruza el jardín y entra en la casa.
Angelita aparece en la sala con una bandeja. Sobre un tapete de encaje, un servicio de té y un pastel de hojaldre con una velita blanca. La mujer contempla el jardín desde la jamba de abierta de la puerta. El viento crecido en vendaval doblega cipreses y buganvillas con rugidos que retumban en los muretes del patio. Legiones de pétalos y hojas rosas se enredan en parterres y macetas hasta alcanzar la piscina. Luego se empapan y desaparecen en el fondo opaco de las aguas.
Angelita se acerca a la mujer y le cubre con una toquilla. Al sentir la mano cálida en el hombro la mujer se vuelve y descubre la bandeja sobre la mesa. Da unos pasos con los ojos encharcados y los cabellos revueltos de hojas.
– Vamos señorita María, siéntese y descanse. Le he preparado un té con una sorpresa. No creería que íbamos a olvidar su aniversario – dice Angelita en tono maternal cerrando la puerta.
– Mi aniversario- repite ella.
– ¿Se siente mal? ¿Quiere que llame al médico?- dice Angelita mientras intenta soltar el pañuelo atrapado entre los dedos blancos de la mujer, con una fuerza que no parece de ella. El viejo pañuelo con las iniciales M.R.
– No es nada. Solo el viento. El viento que siempre me arranca lágrimas.-
Boreas. John William Waterhouse. 1903
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Un relato con viento. Otro reto lanzado por Carme y David. Recomiendo la lectura de estos otros vientos:
cuento de niños con moraleja estúpida– cuento*chino
dorotea y el tornado – no entiendo nada
el viento y la furia – micromios.
un regalo del viento – david silva.
entre las nubes – historias ciertas y otras no tanto.
la edad y la agricultura – emi eat world.
Un saludo a todos.
Me ha quedado una sensación pegajosa y tibia, del paso innegable del tiempo, representado en una ráfaga de viento, que no se lleva lo que queremos, sino lo que más atesoramos.
Saludos,
By: chrieseli on 09/02/2010
at 13:29
No solo no se lleva sino araña el duelo. La fragilidad del ser humano expuesto a las inclemencias de una naturaleza sin tregua.
Un saludo
By: Concha Huerta on 09/02/2010
at 14:50
Me he quedado con la imagen de legiones de pétalos volando que caen y se empapan de agua. Como los recuerdos que vienen y se pierden por algún lugar de la memoria.
Muy buen relato con una imagen preciosa
Salut
PD: No sé por qué me ha venido a la memoria tu relato de la escalera.
By: micromios on 09/02/2010
at 14:04
Se empapan y se hunden transformando la celebración de la vida en lodo y nada. Curiosa la relación que haces con el relato de la escalera. Podría ser la misma mujer, treinta años más jove. Una mujer sola acompañada de un cariño espontaneo de las gentes sencillas que la cuidan. El cariño de quien no comparte su sangre.
Un saludo
By: Concha Huerta on 09/02/2010
at 14:55
[…] http://noentiendonada.wordpress.com/2010/02/05/dorotea-y-el-tornado/#comment-359 https://conchahuerta.wordpress.com/2010/02/09/solo-el-viento/ http://cstax.wordpress.com/2010/02/07/idiotas/ […]
By: La trampa. (2) « Blog de relatos y otros escritos intimistas | Por Anne Fatosme on 09/02/2010
at 15:59
Un bonito relato sobre el paso del tiempo, la soledad, sostenido por la metáfora del viento que revoletea entre pétalos de buganvilla, juega con ellos para terminar destrozándolos. En cuanto a la escritura se me antoja prosa poética.
By: annefatosme on 09/02/2010
at 17:34
Quería utilizar la resonancia de las palabras para describir la propia resonancia del viento en sus manifestaciones, brisas, rachas, vendabales. Un saludo
By: Concha Huerta on 09/02/2010
at 17:39
[…] https://conchahuerta.wordpress.com/2010/02/09/solo-el-viento/ […]
By: * cuento para niños con moraleja estúpida « c u e n t o * c h i n o on 10/02/2010
at 0:22
Esta personagem (Maria) parece-me tão real como o é o melro. Aparece e aparecerá ao longo das tuas histórias. O melro é o movimento na paisagem quieta do jardim. Maria é a estabilidade doce no vento do transitório.
By: xico on 10/02/2010
at 12:18
Me gusta la relación que señalas entre el mirlo negro y la María blanca, la clave del sentido del relato. El mirlo una vida que el viento arrebata. María una Virgen íiblica, eternamente condenada a sobrevivir ante la pérdida de lo que le es más preciado.
By: Concha Huerta on 10/02/2010
at 15:25
Me gustó. El tratamiento del lenguaje es preciso y sugerente. También pensé en el de la Escalera, quizá por el intercambio entre las dos.
Saludos
By: cstax on 10/02/2010
at 12:33
Gracias por tus palabras. Utilizo el lenguaje en el relato como herramienta. La concisión para resaltar la impotencia de un ser quebrado, y el trasfondo del relato sugerido en la elección de imágenes.
Un saludo
By: Concha Huerta on 10/02/2010
at 15:28
Vaya Concha, me gusta como describes todo, me embargó esa extraña sensación de nostalgia y tristeza que se ronda por estas tierras hogareñas mías últimamente 🙂
«No es nada. Solo el viento. El viento que siempre me arranca lágrimas» me encantó eso último.
Saludos.
By: Camaché on 10/02/2010
at 17:30
Es la frase que originó el relato. Todo lo demás surgió de la imagen de una mujer que siempre que le da el viento llora, como la autora.
Un saludo
By: Concha Huerta on 10/02/2010
at 20:52
Me gusta mucho tanto por lo que cuenta, como por lo que, sin palabras me sugiere: la soledad, la ausencia, la falta… ¿de quién?¿cómo?.
Delicado y evocador.
By: fanou on 10/02/2010
at 20:46
Muchas gracias por tus palabras. Me alegro de que el texto sea capaz de sugerirte cosas. La falta esta planteada en dos hipótesis, un marido, una hija, y el cómo tambien, abandono, un cuerpo que se hunde como los petalos…
Un abrazo
By: Concha Huerta on 10/02/2010
at 20:56
Eso me había parecido, no concretamente una hija, sino un descendiente, y también un marido. Además se me antoja una mujer frágil, tal vez enferma, ida, pero no anciana, sino aún joven.
Me sugiere muchas cosas que no se dicen. Me parece muy buen texto, me recuerda al estilo de escritura japones.
By: fanou on 11/02/2010
at 9:52
Quizá una madre demasiado joven que pierde la alegría de sus entrañas y tiene que sufrir el duelo en soledad de un marido ausente. Respecto al estilo, no puedo negar que lo que Mishima y Kawabata son dos de mis autores favoritos. Muchas gracias, de nuevo.
By: Concha Huerta on 11/02/2010
at 10:30
[…] http://noentiendonada.wordpress.com/2010/02/05/dorotea-y-el-tornado/#comment-359 https://conchahuerta.wordpress.com/2010/02/09/solo-el-viento/ http://cstax.wordpress.com/2010/02/07/idiotas/ […]
By: La trampa. « Blog de relatos y otros escritos intimistas | Por Anne Fatosme on 16/02/2010
at 15:36
Night; and once again,
the while I wait for you, cold wind
turns into rain.
Shiki Masaoka
By: M. da Silva on 21/02/2010
at 22:57
Preciso verso de esta autora que no conocía. Muchisimas gracias
By: Concha Huerta on 21/02/2010
at 23:08