Desayuno entre palmeras, lámparas de latón y mármoles. Un reloj se alza al techo paneleado en salmónes y dorados. Cruzo damas esculpidas en plata hasta las cien mil piedras brillantes de “La rueda de la vida”, el mosaico que Louis Regal diseñó para este espacio mítico. El Waldorf Astoria, un monumento a los años treinta. Mi hotel favorito en el corazón de Manhattan.
La ciudad nos recibe engalanada. Las aceras salpicadas de macetones rebosantes de enredaderas y begonias rosas y blancas. Homenaje del centro financiero a la vegetación que Henry Hudson encontró hace cuatrocientos años, cuando escogió esta isla privilegiada para sus colonos. Mannahatta, la exuberante «isla de las colinas» en lengua delaware que se transformará en el latido del mundo moderno.
Ciervos, monos y ovejas pastan inmóviles en la medianera de Park Avenue. En el cruce con la 52 reluce una manzana dorada tan alta como un hombre, la emblemática “Pomme de New York” de Claude Lelanne. Los Lelanne, matrimonio de escultores surrealistas cuya obra transforma el paisaje de la metrópoli en un bosque de asfalto.
Manhattan. Un coctel de vermut y malta, un personaje de cómic, el universo compactado en una isla de Woody Allen. Una impresionante galería de almas que transitan entre ilusiones, cultos y lenguas. Reconozco los rostros anónimos que retrató John Dos Passos en los años veinte. Manhattan Transfer, la gran novela americana, el mejor tributo a una metrópoli que exhibe con orgullo heridas y conquistas.
Atardecer sobre un cielo acristalado. Las luces encienden despachos y comercios. Taxis amarillos arrastran halos rojos entre ciclopes de hormigón y acero. Levanto la mirada y sonrío. las cúpulas de Manhattan, imagen añorada impresa en la retina en blanco y negro. El Empire State me saluda con tres bandas brillantes, roja, amarilla y roja.
Exposición Les Lelanne en Park Avenue. (entre la 52st y la 57st). Hasta el 20 de noviembre de 2009.
He disfrutado como una niña leyendo esto.
Nueva York es una ciudad que engancha.
¡Qué ganas de volver!
By: abril on 12/03/2010
at 10:57
Cuanto me alegro. Un saludo
By: Concha Huerta on 12/03/2010
at 19:26