Tarde de estreno en el Real. Raso negro, encajes, labios brillantes. Abanico plateado. Calor abrasante. Reconozco la butaca de mi abuelo, de mi padre, que ocupo yo por mi hermano ausente. Tradición y familia.
Tras el telón de terciopelo traslucido, el cuarto de Fígaro abierto a un patio andaluz. El acierto de Sagi me traslada a otro siglo. Juegos de amor, devaneos, intrigas. La pasión serpentea entre espacio y tiempo a través de una música que se engarza a las palabras con alas de mariposa. La imagen juguetona y rebelde de Mozart.
Acto segundo, la condesa se lamenta. Su voz cristalina se moldea con la añoranza del amor que no ha sido. Sorpresa. El paje la dedica la aria bellísima de un Mozart enamorado que tarareo desde la infancia. Voi che sapete, che cosa e amor. El coro del colegio. El cuerpo concentrado en los pulmones y la garganta. Las voces envolviendo la capilla cada mañana. Llega el conde, el paje se esconde, le descubre el jardinero. Sospechas, celos, el ingenio del siervo Fígaro al servicio de su dama.
Sala de audiencias. El pueblo rinde homenaje al señor por abolir el odioso derecho que desea en secreto. La fuerza del libreto. La nobleza anquilosada, la revolución del cuerpo llano. Voces contrapuestas. Personajes escondidos tras puertas y camas. El fandango. La rebelión de Mozart. El baile prohibido por el emperador. Malentendidos y venganza. Fígaro descubre su origen hidalgo. La boda por fin se celebra. Los novios salen alzados en hombros. Escenas robadas a los pigmentos de Goya.
Cuadro final. Noche en los jardines de Sevilla, exótica protagonista de la ópera. Buganvillas, fuentes y naranjos. El calor de la noche desprende sus fragancias. Damas encapuchadas, jóvenes ocultos. Tras la reja se desenmascaran los entuertos. Y la bondad de la condesa restaurando los ánimos. Tres horas de arias, dúos, cuartetos y hasta nueve voces sostenidas en conjunción perfecta. Coros y danzas que encienden el alma. Mozart adora a su público y nosotros, su público desde hace doscientos años, adoramos Mozart.
Le nozze di Figaro, KV 492. (Las bodas de Fígaro). 1786. Wolfgang Amadeus Mozart. Teatro Real. Hasta el 27 de julio de 2.009
Concha, a pesar de leer tu relato desde una remota aldea normanda, me has hecho sentir todo el embrujo de Mozart acertádamente mezclado con tus vivencias personales. Enhorabuena.
Anne
By: annefatosme on 14/07/2009
at 11:08
Me alegro de haberte acercado un trozo de Madrid a tu paraiso estival
By: Concha Huerta on 15/07/2009
at 7:05
El que mas me ha gustado por los recuerdos de infancia que me ha traido. Las Bodas de Figaro es una de mis operas favoritas que he visto ya en cuatro cuidades diferentes!
By: Emi on 15/07/2009
at 7:00
Te acuerdas como se llamaba nuestra profesora de musica?
By: Concha Huerta on 15/07/2009
at 7:06