Ayer fuimos a ver a Kenneth Branagh en el Garrick Theatre. La compañía del actor presentaba The Painkiller, (El analgésico) adaptación de Sean Foley que también la dirige, de la comedia de Francis Weber. En el escenario, dos habitaciones gemelas de un hotel que reciben a dos huéspedes. El fracasado fotógrafo que intenta suicidarse por despecho, su mujer le abandono por su siquiatra, y el frío asesino a sueldo que ha encontrado el mejor ángulo desde la ventana de su cuarto para terminar con un testigo molesto.
El fotógrafo, interpretado por Rob Brydon, comienza a liarla con una verborrea interminable que envuelve al “pobre” asesino, Kenneth Branagh, en una sucesión de malentendidos que hacen que se inviertan los papeles. Por una confusión, el psicólogo le inyecta una fuerte droga que le transforma en una marioneta descontrolada que arranca un buen puñado de sonrisas al público.
Sorprende ver al actor de Belfast en una comedia tan física, tengo más identificado a Kenneth Branagh con Shakespeare, pero se nota que disfruta del absurdo y con Rob Brydon, en una serie de malentendidos que tan bien manejara Weber en La cena de los idiotas, a saber, dos hombres completamente opuestos unidos por una casualidad, un problema médico que vence al más fuerte y les cambia los papeles.
Las escenas me recuerdan un poco a las obras de Jeeves y Wooster de P. G. Wodehouse, en las que son las situaciones más que los diálogos las que sostienen la comedia. Tras un día complicado de lluvia y frio The painkiller surte efecto. Sentarse en una butaca, dejarse llevar por dos actores estupendos y abandonarse a las risas. Buen remedio para una tarde gris de invierno.
The Painkiller. Adaptación y dirección de Sean Foley de A French Farce de Francis Weber. Garrick Theatre. Londres. Hasta el 30 de abril de 2016.
Concha Huerta - Arte y cultura 
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