Llevamos unos días con temperaturas excepcionalmente cálidas en Londres, algunos días alcanzamos los 16 grados. Al parecer una ola de calor del sur baña las Islas. Una suerte en mí primer diciembre en la capital británica. Eso sí, los días amanecen grises, el sol no deja más que un halo brillante en un lateral de un cielo plomizo.
Estos días ando bastante ajetreada, como todas las madres de familia, imagino, vistiendo la casa de Navidad, pensando en regalos, asistiendo a cenas de amigos. Parece que en Navidad tuviéramos que ver a todo el mundo. Los días se hacen cortos.
A las cinco las sombras se iluminan con las luces brillantes que decoran Londres. Plumas de pavo real en Bond Street, bolas brillantes en Oxford St, cintas y mecanismos de relojes en Regent St y guirnaldas alrededor de los escaparates que compiten en ilusión y armonía.
La música también protagoniza estos días. Un coro de 30 chicos ameniza el té en el Claridge’s con villancicos conocidos. El domingo un coro de sopranos y bajos en la puerta de una tienda de marca en Old Bond St alegraban la mañana. Que buena iniciativa.
Por las tardes lo mejor acercarse a algún mercadillo navideño. Ayer en el del Tate Modern, bebimos chocolate caliente y encontramos regalos muy originales. Brújulas y catalejos de Greenwich, sedas y cachemiras de oriente a un precio increíble. Hoy pasaremos la tarde en el de Hyde Park.
La verdad es que a pesar del bullicio de gentes y colas, ayer estuve en correos casi una hora para poder enviar mi voto, estoy disfrutando de este mes mágico en la capital británica. Londres en Navidad es una maravilla.
Mercadillo frente a Tate Modern
Regent St
Oxford St
Cascanueces. Fotos: C. Huerta
Concha Huerta - Arte y cultura 
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