Concha Huerta – Arte y cultura

Ultimo adiós a Adolfo Suárez, artífice del milagro de la democracia española, un Político con mayúsculas de los que al parecer cada vez quedan menos. Un político que anteponía los intereses de España a sus propias ambiciones.

El verano de 1974 mi padre nos trasladó del centro de Madrid a un pueblo de la sierra. Cada atardecer desplegaba una montaña de mapas militares sobre la mesa del comedor para estudiar las vías de escape por carreteras secundarias que nos llevaran sanos y salvos a Lisboa. Estaba convencido de que cuando muriera Franco, cuya salud estaba muy deteriorada, estallaría otra guerra.

Deprisa y corriendo sin darnos tiempo de despedirnos de amigos ni compañeros de aulas. Yo era una niña y aquel cambio para mí fue un drama. Al año siguiente murió Franco. Estrenamos Rey y sorprendentemente no estalló la guerra. Cuando volvía del colegio comencé a veren la tele el rostro de un hombre moreno que hablaba con decisión sobre la reforma política y la  democracia,  términos que yo desconocía. Se llamaba Adolfo Suárez y según mi padre, era el que más mandaba en España.

Confieso que no prestaba mucha atención a las noticias de la época. La legalización del partido comunista, la convocatoria de elecciones generales, la elaboración de la Constitución democrática. Hitos en la historia de la España reciente. Bombas, coches destrozados, regueros de sangre. Manifestaciones.  Estaba demasiado ocupada en sobrevivir en el nuevo colegio y aprobar los exámenes.

Dos años más tarde, mi padre nos comunicó que volvíamos a Madrid. Qué alivio al entrar en mi cuarto. Recuperé mi independencia. Podía entrar y salir sin depender de que alguien me llevara. Y todo gracias al trabajo y la visión de un abogado de Avila, Adolfo Suárez, el  político de lo imposible. Reunir en una misma sala a todos los partídos políticos.  Y entre todos comenzar un camino de libertad y democracia. Desde aquí mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. Y a todos lo que gracias a él vivimos en una España libre y democrática.

Adolfo Suárez. Cebreros, Ávila; 25 de septiembre de 1932 – Madrid, 23 de marzo de 2014