Otro día de otoño. Maletas desechas y vueltas a hacer. Los planes del puente desmantelado por el capricho de los controladores. Entro en los corredores que acogieron el viernes millares de esperas. Tras facturar atravieso una cola en espera de una radiografía. Unas manos ansiosas me palpan pecho y espalda en busca de amenazas. Recuerdo con nostalgia cuando volar no era un despropósito, cuando los viajeros no éramos terroristas potenciales, cuando mi vida era todo futuro.
Ocupo un banco rígido frente a una pantalla, «en el Aeropuerto de Barajas no se anuncian vuelos», y abro la primera página de Nieve en otoño, la novela de Irène Némirovsky que compré en la tienda del aeropuerto. Bueno, Yuyoska, adiós…- dijo asintiendo con la cabeza, como antaño-. Cuídate mucho, hijo.- Cómo pasaba el tiempo… De niño cuando se marchaba al instituto de Moscú, en otoño, subía a despedirse de ella en aquella misma habitación. De eso hacía diez años, doce años.
Diez o doce años. Cómo cambia la vida en una década. Me sorprende compartir reflexiones con Némirovsky, la autora de El Baile y Suite Francesa, yo esperando en un hangar ultramoderno, ella exiliada en el París de los años veinte. Retomo sus letras y recorro la mansión de los Karin con los ojos fieles de Tatiana. Brindo en el banquete de despedida de los jóvenes que parten para un futuro incierto. Paseo por el jardín cubierto de nieve, el paisaje de la estepa. Escucho el fulgor de la guerra y después, el exilio y la muerte.
Los pasajeros se colocan en fila frente al mostrador vacío. Una procesión impotente con la identidad diluida en un número y una letra. Las muñecas tatuadas de Auswitch, triste destino de esta escritora ucraniana. Alzaba la cabeza y miraba la claridad del sol, que asomaba al otro lado del Sena: un fragmento de cielo blanco al final de la calle. A sus ojos, era una llanura nevada, como la de Surajevo. Avivó el paso deslumbrada por una especie de lluvia de fuego que le salpicaba los párpados. En sus oidos resonaban campanas. Y en los míos el rugido de las turbinas. Me aferro a las páginas de Nieve en Otoño con los ojos cerrados y el corazón en suspenso mientras mi cuerpo se eleva sobre sierras blancas en busca de su destino.
Nieve en otoño. Irène Némirovsky. Traducción del francés: José Antonio Soriano Marco. Editorial Salamandra. Barcelona 2010. 93 págs.
Irène Nèmirovsky es un icono literario para mí. Qué no hubiese escrito de no haber muerto en un campo de concentración?
Un saludo,
By: annefatosme on 09/12/2010
at 16:18
Las locuras de los hombres nos privaron de esta gran autora. Al menos nos quedan sus relatos. Un saludo
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 18:44
Me pasa cuando leo a los rusos, una sensación de abandono y frío me recorre, aunque sea verano. Me ha gustado mucho tu toma de conciencia de compartir reflexiones con la autora en tan distintos escenarios y tiempos. Esa es la magia de la lectura.
Un abrazo mojado en este sur que se niega a aceptar que es verano.
By: chrieseli on 09/12/2010
at 16:36
Cuando se logra dominar este oficio tan complicado de escribir como en el caso de Nemirosvsky se produce siempre un milagro. Los sentimientos pasan del corazón del que escribe a los del los que descubrimos sus páginas. Un milagro. Saludos. P. Aquí también llueve
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 18:47
Los aeropuertos (también las estaciones, o los mismos trenes) como cuaqluier otro espacio en tránsito, siempre han sido escenarios de lo más literarios, Concha.
By: Raúl on 09/12/2010
at 16:46
Sera porque las masas de gente te hacen sentir la crudeza de la soledad del ser humano. Un saludo
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 18:48
Dos mujeres unidas en tiempo y espacio, que bello texto. saludos
By: minicarver on 09/12/2010
at 20:41
Cuanta razón tenía Einstein sobre la relatividad. A veces podemos conectar con pensamientos de personas de otro siglo. El milagro de la literatura. Un saludo
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 22:46
Irène Némirovsky es una excelente autora, que la brutalidad de ciertos hombres nos arrebató a todos.
Menos mal que, como bien señalas, nos quedan sus relatos, que este caos producido por los (des)controladores, te ayudaron a mantener la calma.
Un saludo bajo los copos de nieve.
By: Ernesto on 09/12/2010
at 21:24
Como dice Anne, me entristece pensar en lo que habría podido dar de si su pluma. Un saludo
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 22:47
Los aeropuertos con sus controles y sus controladores se han convertido en espacios para novelas de difícil lectura. Suerte que siempre nos queda la buena literatura para mitigar sus malos textos.
Salut
By: micromios on 09/12/2010
at 22:36
Se podrían escribir en esas salas enormes relatos de miedo y cuentos absurdos. Animaros… Un saludo
By: Concha Huerta on 09/12/2010
at 22:49
No conocía a Irène Némirovsky. En este momento mi mesita de luz está saturada con un voluminoso ejemplar de Guerra y Paz que parece ir creciendo en extensión a medida que discurro por párrafos, párrafos y más párrafos. También hay algún que otro libro menor que completan una pila de más o menos 20 cm. Sin embargo, la pila de «deudas literarias» trepa hasta el cielorraso. Gracias por sumar a Irène!
By: blopas on 10/12/2010
at 12:55
No me digas yo tengo pendientes varias columnas. Y cada vez que visito una libreria no puedo contenerme. Pero no temas. Nieve en Otoño es un relato breve. Te lo recomiendo para descansar entre volúmenes
By: Concha Huerta on 10/12/2010
at 16:29
Siempre disfruto de tus recomendaciones. Más allá de que luego me guste o no cada libro o película u obra que nos comentas, siempre los post están armados con tanta dedicación, admiración y cariño que vale la pena seguir tus apreciaciones.
Saludos!
By: MX on 10/12/2010
at 17:37
Solo escribo de los que me toca la fibra sensible. Si sirve para ayudar a escoger entre la enorme oferta de libros que se publica, sea bienvenido. Pero no olvides que los gustos son algo personalísimo. Un saludo
By: Concha Huerta on 10/12/2010
at 23:40
Veo en tu relato una especie de bucle literario: dos mujeres, dos momentos, dos dramas que avanzan en paralelo gracias a tu estilo sensitivo y cercano. He disfrutado mucho al leerlo, aunque siento que te vieras implicada en el pandemonium del fin de semana pasado. Un saludo.
By: estherzorrozua on 10/12/2010
at 21:31
La escritura me ha ayudado a encontrar otra perspectiva en situaciones dificiles. Me permite distanciarme y pensar en algo creativo. Lo recomiendo… un saludo
By: Concha Huerta on 10/12/2010
at 23:42
A ver si lo encuentro en la biblioteca… I. Némirovsky es una vieja conocida, empecé a leerla hace más de veinte años. Comencé con El Baile. Te recomiendo David Golder. Saludos.
By: zambullida on 11/12/2010
at 3:10
Yo también comencé por El baile. Gracias por la recomendación. Saludos
By: Concha Huerta on 11/12/2010
at 19:35
¡Que alegría saber que se edita otra obra de Irene Némirovsky! Creí que ya no había más… El que más me gustó es Suite francesa. Saludos
By: Concha on 12/12/2010
at 16:54
Nieve en otoño fue el tercer libro que publicó y que acaban de traducir del francés. Una pequeña joya. saludos
By: Concha Huerta on 12/12/2010
at 18:54