Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
Atardecer en la Boca do Inferno. Me arrastro con pasos cansados entre rocas salpicadas de tomillo. A mi derecha el horizonte va engullendo una esfera incandescente que se empasta con nubes escarlatas. La marea alta, las olas desgranando fallas al granito. Escojo una roca plana y me siento a contemplar gaviotas jaspeadas. Manchas opacas que recorren la costa entre gemidos y se pierden hacia Guincho, las arenas de tu infancia.
Un pájaro burlón cruzó a ras del suelo y gimió imitando el quejido de un niño; más allá se le oyó dar un gemido como de cansancio, y todavía más lejos, por donde comenzaba a abrirse el horizonte, soltó un hipo y luego una risotada, para volver a gemir después.
La brisa envuelve la tarde en murmullos secos y escapa hacia la bahía desdibujada en azul tornasolado. Una campana lejana tañe ocho lamentos con ecos metálicos. La luna intermitente del faro de Santa Marta prepara las ánimas para el ocaso. Un cormorán extiende sus alas pardas y arranca espirales a las corrientes del océano. Después sobrevuela las rocas ahogadas de espuma en busca de sustento. Sobrecoge ese vuelo solitario.
Faltaba mucho para el amanecer. El cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace caso. Estuvo un rato allí desfigurada, sin dar ninguna luz, y después fue a esconderse detrás de los cerros. (Pedro Páramo. Juan Rulfo)
Cierro los ojos e intento fijar estas imágenes preñadas de belleza en la necesidad de aliviar tu infinita ausencia.
Boca do Inferno. Foto: C. Huerta
Pedro Páramo. De Juan Rulfo. Edición de José Carlos González Boixo. Editorial Cátedra. Madrid 2009. 251 págs.
Esa foto tan hermosa transmite cada una de las sensaciones que describís con tanta delicia. Los pesares pueden volverse tolerables si uno busca un poco de consuelo en las bellezas que natura nos brinda. Te mando un abrazo fuerte.
By: Claudia Ibañez on 20/09/2010
at 19:06
La naturaleza es una fuente de inspiración con sus cuadros sorprendentes. y los atardeceres en la costa cuadros irrepetibles que ensanchan el alma. Un saludo
By: Concha Huerta on 21/09/2010
at 14:24
Um trabalho sobre o vazio. Uma voz de angustia,um grito sem voz, contemplação sem procura.
Mas… o «cormorán» abre as asas ao vento, voa, procura o sustento.
um abraço.
By: xico on 21/09/2010
at 12:44
El vacío que usurpa el alma de quienes sobreviven a las tristezas de las perdidas. Un vacío que termina transformando la visión y la sensibilidad de las almas. Un saludo.
By: Concha Huerta on 21/09/2010
at 14:26
Querida Concha, tu prosa encaja de maravilla con la de Juan Rulfo. En tu texto se palpan los huecos de la ausencia, la convivencia del alma que se establece con los que se han ido y la fortaleza del lazo que nos mantiene unidos a ellos, los otros
Un abrazo,
By: annefatosme on 21/09/2010
at 16:23
Fui a pasear al terminar de releer Pedro Páramo, sin duda una de los mejores textos que he leido. La puesta de sol me atrapo en sus redes y me deje llevar por los sentidos henchidos por este libro magnifico. Un saludo
By: Concha Huerta on 21/09/2010
at 18:35
[…] Articulos Actualizados : En la Boca do Inferno […]
By: Articulo Indexado en la Blogosfera de Sysmaya on 22/09/2010
at 1:33
Maravillosa instántanea, misteriosas palabras escogidas del libro de Juan Rulfo, cargado de simbolismos, como lo son los espacios que dejan aquellos que no volverán.
Podría ser la primavera a este lado del planeta mi querida Concha, pero podría ser, sin lugar a dudas, la nostalgia la que nos une.
Un gran abrazo
By: chrieseli on 22/09/2010
at 19:24
Que hermosas palabras me regalas desde el otro lado del Atlántico. Cuanta ayuda para sobrellevar la carga de la nostalgia. Un saludo
By: Concha Huerta on 22/09/2010
at 19:51
Maravillos ensamblaje, ese Pedro Páramo que necesita ser releído cada cierto tiempo, ese paseo en un atardecer en que el nuevo día camina hacia ultramar, la imagen conseguida, y tu texto. Gracias por lo que nos transmites.
Saludos.
By: Ernesto on 22/09/2010
at 22:07
Pedro Paramo me sorprende en cada lectura. Queria terminar el viaje con un poco de literatura de primera. Ojala tanta lectura me contagia de un poco de sabiduría. un saludo.
By: Concha Huerta on 23/09/2010
at 14:28
[…] (Post traducido por Xico N. F. del español En la Boca do Inferno) […]
By: Na Boca do Inferno « Concha Huerta – Arte y cultura on 16/10/2010
at 14:22
Hay textos inagotables, como Pedro Páramo, y hay sensibilidades como la tuya, capaces de tejer preciosos encajes con las palabras. Una delicia.
By: estherzorrozua on 18/10/2010
at 16:13
Cuantos me alegran tus palabras. Un saludo
By: Concha Huerta on 18/10/2010
at 21:32
qué bueno, concha, como logras con la ayuda de rulfo fijar el instante de la fotografia. una instantanea sobre otra instantanea, je.
abrazo.
By: g. on 19/10/2010
at 16:44
Me alegra que te guste. Un saludo
By: Concha Huerta on 19/10/2010
at 20:02
Me tire unos meses repitiendo la frase a modo de saludo-broma: Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo
Lo hacía con los amigos, al llegar al lugar de encuentro.
El Páramo en Llamas, podría decir que cuando lo terminé me encontré en un desierto, abrasado por el sol, descalzo y con una gallina bajo la camisa.
Pocos libros me han llenado tanto con tan pocas palabras.
Cuando lo cogí nadie me advirtió del argumento, así que de lo descubrí de repente, de pronto me vi entre los muertos de Comala, en ese ciclo de tiempo impreciso. En ese universo de Rulfo, tan personal e intransferible.
Un abrazo
By: eduard on 20/10/2010
at 15:26
Curioso que hayamos coincidido en escoger la misma frase. Pero hay novelas que dejan una huella indisoluble en el alma y Pedro Paramo es sin duda una de ellas.
Un saludo
By: Concha Huerta on 20/10/2010
at 22:09