Concha Huerta – Arte y cultura

Llevo toda la tarde ensimismada, como flotando en el aire, deseando ser una de los invitados al Festival de Cannes que este año me parece tocado por los dioses. Quizá porque el jurado estaba presidido nada menos que por Spielberg, quizá porque entre sus miembros se encuentre Ang Lee, Crhistopher Waltz y una Nicole Kidman transmutada en diosa del Olimpo.

Lo cierto es que en tiempos de crisis nada mejor que dejarse llevar por las imágenes que nos llegaban desde la Croisette. Actrices y modelos envueltas de gasas y tocados perfectos, adonis sonrientes en esmoquin y pajaritas. Cierro los ojos y me traslado a las butacas de Grand Théâtre Lumière, a disfrutar de la 66 Ceremonia de estos premios tan europeos. Lo que habría dado por compartir sala con Clive Owen que presentaba Blood Ties (Lazos de sangre) o Mads Mikkelsen, ganador del año pasado por su papel en la fantástica La caza.

Este año parece que los premios han sido justos. La Palma de Oro para La Vie D’Adela (La vida de Adela) de Kechiche, el Premio del Jurado para Like Father, Like Son (Como el padre, como el hijo) del japonés Kore-Eda, la mejor actriz para Berenice Bejo, novia de The Artist,  por Le Passe (El pasado) y para el eterno secundario Bruce Dern por Nebraska. Sin olvidar el último trabajo de los Cohen ni al nuevo cine mejicano. Ahora nos toca esperar y disfrutarlas cuando lleguen a nuestras pantallas. Mientras tanto a soñar despiertos.

Orlando Bloom con Berenice Bejo, mejor actriz en Cannes 2013

Marion Cotillard y Clive Oven en Cannes 2013.

Nicole Kidman. Jurado en Cannes 2013.