Después de una semana en Glasgow en la que no ha dejado de llover un solo día, un rayo de sol me anima a explorar la costa. Al salir de la ciudad el paisaje se transforma en llanuras onduladas cubiertas de cultivos y ganado, bajo un azul añil brillante. Entramos en la región del Ayrshire, una de las más fértiles de Escocia. La huerta particular de Glasgow donde se cultivan patatas, verduras y fresas. Continuamos hacia el mar con el cielo despejado.
A las 12 llegamos a Ayr, capital del condado. Recorro los edificios centenarios de esta ciudad costera hasta que alcanzamos la playa rodeada de una amplia zona de hierba. Sol, hierba, agua, arena. Un verdadero regalo. NO me extraña que la playa de Ayr se considere una de las más bonitas de Escocia. La playa está casi desierta, los 18 grados no animan, a mi no me preocupan, voy bien abrigada. Un paseo con sol en la cara me parece un lujo después de una semana encerrada en Glasgow.
La marea está muy baja, la franja entre pleamar y bajamar puede oscilar casi 100 metros. La playa impresiona por su tamaño, no sabría calcular la distancia de punta y punta. 15 Km o 20 seguro. Paseo entre huellas de herraduras y alguna medusa atrapada por la bajamar. Cerca del agua algún valiente chapotea con los pies en el agua. En el horizonte, la Isla de Arran perfectamente dibujada bajo un manto de nubes bajas. Qué imagen tan bella.
Surcando las olas me parece reconocer la silueta de un cisne. Y mar adentro, otra pareja. Una sorpresa. No sabia que a los cisnes les gustara el océano. Tras el paseo volvemos sobre nuestros pasos y cogemos el coche. Todavía queremos visitar la playa de Troon que esta cerca. Recorremos el camino entre calles semidesiertas. Algun afortunado pasea al perro mientras charla con los vecinos, otros llegan cargados de bolsas en las hermosas casas de piedra. Al llegar a Troon, cruzamos el famoso Club de Golf donde se celebran varios British Open.
El campo está lleno. Resulta difícil distinguir las calles del raf. Toda la zona está cubierta de un espeso manto de hierba verde. Qué diferente de los campos de la península que necesitan tanto riego. Siento no haber traído palos. Hoy hace un día estupendo para practicar golf. Tras otro paseo por la playa de Troon, almorzamos en la Marina. Mejillones escoceses y lubina de Islandia. Una mesa en Scott’s que como es sábado esta bastante lleno. Al terminar nos despedimos de la costa y volvemos a Glasgow. Al llegar una nube inmensa cubre la ciudad con su manto grisaceo. Vuelta a la lluvia y el frío. Menos más que hoy disfrutamos del sol en las playas de Ayrshire.
Ayr
Playa de Ayr
Marina de Troon. Fotos: C. Huerta
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