La brisa de marzo recorre la mañana y alcanza los postigos enmarcados en piedra. Tras los cuarterones de la planta alta Dona Mariquinhas aguarda. Entre sábanas bordadas para un ajuar hace cuarenta años. Las manos cruzadas sobre el pecho. Los párpados pesados. Las pupilas aferradas a su primer sueño de mañanas cálidas. De requiebros al pie de la ventana. De melodías de un primer amor, único y verdadero.
El viento la sobresalta. Sombras se extienden tras los cristales como telas de araña. Vaivén de ramas secas del álamo tras la valla. Triste destino, piensa. Clavado en la misma tierra desde que ella cumpliera quince primaveras. Aún recordaba las voces hermanas revoloteando alrededor de sus ramas tiernas. Las risas, los juegos, las chanzas. Y después los atardeceres en que Chico la esperaba. Los labios en la mejilla, las promesas de un futuro juntos.
Otro invierno, otra primavera. Perdió la cuenta de las tardes y mañanas que iluminaban el dosel de su celda. Todas iguales, todas muertas. Alguna tarde una voz piadosa le relataba la vida tras la ventana. La vida arrebatada cuando su Chico llevó al altar a otra. Aturdida observa las palmas agrietadas por la espera. Manos traslúcidas de un alma en suspenso. Pasos tras la puerta. La criada se acerca con una bandeja. Dona Mariquinhas, hace una mañana esplendida, quizás quiera salir hoy. Le acomoda el almohadón tras la espalda mientras la ayuda a incorporarse en la cama.
Hoy no, quizá mañana.
Casa de Cascais. Foto: C. Huerta
Cuando te asomas a la ventana palabra tras palabra qué sensibilidad y belleza.
By: Juanjo Fernández on 03/03/2011
at 13:15
Una ventana que atrapo cuarenta años de una vecina de esta villa. Un saludo
By: Concha Huerta on 03/03/2011
at 16:06
qué triste, negar la vida por un desamor, encerrarse a dentro y desaparecer del mundo…aunque nunca se desconecta del mundo del todo…pormás dolor y voluntad que le pongamos…en otro formato, me ha recordado a la bella escritora, Emily Dickinson, que eligió voluntariamente encerrarse en su mundo interior y escribir….bien escrito tu texto,me gustó,gracias por tu visita, saludos!
By: siona on 03/03/2011
at 16:06
Una vida perdida por despecho. La realidad es que aquella mujer salio finalmente de su encierro cuando supo de la muerte de quien le causó tanto despecho. Un saludo y gracias por pasarte
By: Concha Huerta on 03/03/2011
at 16:17
Concha, una bella fotografía, la sombra del árbol sin hojas que se refleja, quizás con brotes, quizás mañana tendrá hojas y Dona Mariquinhas deseará ver esas hojas nuevas… «Quizás»……
Te felicito por estas letras…
Un fuerte abrazo
By: 1cruzdelsur on 03/03/2011
at 17:09
Gracias por tus palabras. Un cordial saludo
By: Concha Huerta on 03/03/2011
at 19:29
Esa ventana, que para muchos es apertura, entrada de sol, libertad, para ella son rejas, cárcel, pared. Casi es más cerrada que la pared donde se encuadra. Me ha recordado la historia de Penélope, y la canción de Serrat.
Saludos.
By: Alan Rulf on 04/03/2011
at 10:21
Tienes razón. Muchas veces las cárceles se encuentran dentro de nosotros mismos. Un saludo
By: Concha Huerta on 04/03/2011
at 14:04
Un texto muy bello que retrata una enfermedad: melancolía, bonito nombre para tan triste dolencia. Me recuerda una novela de Dickens, ahora no recuerdo su título, donde una señora mayor, vestida de novia, espera la muerte rodeada de telarañas y con el reloj parado en la hora de su boda, hora en la que su novio la dejó plantada.
Un abrazo,
By: annefatosme on 04/03/2011
at 15:54
En este caso no se trata de una fantasía sino de una historia verdadera de Cascais. La pobre Dona Mariquinhas estuvo recluida en su cuarto 40 años. Increíble
By: Concha Huerta on 05/03/2011
at 15:27
Casi puedes ver a Dona Mariquinhas correr un poco la cortina, no mucho que no quiere que se la vea.
Preciosa foto y hermoso texto.
Salut
By: micromios on 06/03/2011
at 21:17
Me alegra que te gustaran. Un saludo
By: Concha Huerta on 06/03/2011
at 22:49
A incapacidade de sair da história. Uma história como destino, como a vida que se cumpre esvaziando-se. No casulo, o fio de seda que não se quis romper. Dona Mariquinhas não desfaz à noite o trabalho do dia. Aquece-se nesse frio.
By: xico on 07/03/2011
at 16:50
Un destino que conocí gracias al fantástico libro que me ofreciste sobre la historia de esta bella villa. Con mi afectuoso agradecimiento
By: Concha Huerta on 07/03/2011
at 21:41