Atardecer en Guincho. El cielo cubierto de grises y azules se refleja en las aguas abandonadas hace meses. Vientos de África. Brisa cálida, océano en reposo. Una gota se desprende sobre su imagen pulida, luego otra y otra más, hasta que su espejo se contagia de ondas. Me pregunto de donde vendrán tantas gotas. Como las que describe Camus en El primer hombre, la novela que perdió su final y su dueño en una carretera del sur de Francia hace ya cincuenta y tres años.
En lo alto, sobre la carreta que rodaba por un camino pedregoso, unas nubes grandes y espesas corrían hacia el este, en el crepúsculo.
Cuantas veces habré recorrido sus páginas salpicadas de esencias africanas, del coraje de una madre sumergida en un mundo sin palabras, entre fregonas y los escasos muebles que compartió con dos niños apartada de sus ilusiones y juegos. Recuerdos de infancia del Nobel. Y Argelia. Las mesetas brillantes, las rocas esculpidas, el mar infinito. La sensualidad de sus arenas onduladas. Esas dunas que me recuerdan a las de la playa de Guincho en primavera y que hoy comparto con Camús en una noche sin luna.
Tres días antes, se habían hinchado sobre el Atlántico, habían esperado el viento del oeste y se habían puesto en marcha, primero lentamente y después cada vez más rápido, habían sobrevolado las aguas fosforescentes del otoño encaminándose directamente hacía el continente, deshilachándose en las crestas marroquíes, rehaciendo sus rebaños en las altas mesetas de Argelia, y ahora, al acercarse a la frontera tunecina, trataban de llegar al mar Tirreno para perderse en él. (Albert Camus. «El primer hombre»)
Playa de Guincho. Dunas. Foto: C. Huerta
«El primer hombre«. Albert Camus. Colección Andanzas. Tusquets. 2003. 304 pags.
Recuerdas a Camus, escritor que no he leido, pero espero hacerlo . gracias por comparirlo… un abrazo rub
By: rubengarcia on 30/07/2013
at 3:38
Es obligatorio conocer la obra de Camus me lo tengo prometido a mi mismo y lo haré.
Gracias.
Un Abrazo 🙂 .
By: joaquinsarabia on 30/07/2013
at 14:22